Marcia comenzó hace seis años aproximadamente en el mundo del baile jamaicano. Desde muy pequeña le gustaba ver programas juveniles, donde conoció a distintos bailarines y culturas que le llamaban mucho la atención. Sin embargo, el lugar donde reside, nunca le dio la oportunidad para aprender a través de una institución, ya que, en Hierro Viejo, Petorca, nunca ha habido escuelas ni talleres de baile.

Marcia comenta que, siempre se destacó en los actos que realizaban en su colegio relacionados con la danza. Al finalizar cuarto medio, hizo algunas coreografías de Dancehall y de ahí que comenzó su carrera sin pausa. La bailarina tomó este camino de manera autodidacta y de forma independiente, viendo videos y conociendo la cultura del Dancehall desde que salió del colegio. Fue así, como la época de pandemia le facilitó a Marcia poder tomar clases a través de reuniones online.  De esta manera, logró certificarse como profesora con Latonya Style, bailarina y creadora de Stylesmoves, disciplina del Dancehall que se creó hace varios años y se ha promovido de forma mundial.  “Ella me dio la posibilidad de dar un curso, entonces yo ahora estoy certificada para hacer clases”.

A pesar de que Marcia manifiesta que uno de los bailarines jamaicanos que más la ha inspirado es Bogle, el rey del Dancehall, su mayor referente sigue siendo Latonya Style. En ese sentido, la artista comenta que, para comenzar a crear todo lleva su tiempo. “Se debe fluir, empezar a confiar en ti y tus habilidades. Para crear necesito música, alguna canción que me inspire, música Dancehall con mucho bajo y si es posible con mucho volumen”. Respecto a esto, la bailarina comenta que ha tenido distintos desafíos y obstáculos, que ha podido superar con el tiempo en relación con el Dancehall.  Al inicio, fue el escaso apoyo familiar, sobre todo por el desconocimiento de la cultura y sus metas personales como artista. Posteriormente, fue la crítica de las personas a su alrededor, ya que el Dancehall se considera un baile sensual y con mucho movimiento de caderas. Además, otro desafío permanente para Marcia, es que hay una gran cantidad de hombres que la ven como un objeto sexual al momento de bailar o de dar clases. A pesar de estas dificultades, la bailarina comenta que una de las instancias más lindas, fue cuando comenzó a enseñar esta disciplina y se dio cuenta como evolucionaban sus alumnas. “Es súper rico ver como las chiquillas parten con una timidez que después, al pasar el tiempo se van empoderando, van tomando personalidad, se van creyendo el cuento y es motivante verlas como crecen”.

En relación con la danza en general, Marcia considera que es muy escaso el apoyo para disciplinas como estas, sobre todo por el desconocimiento de algunos estilos de baile. Además, considera que se deben crear espacios de expresión artística, ya que a la gente le gusta mirar, vibrar y gozar con el arte.